quarta-feira, fevereiro 01, 2006

El Gobierno estudia incluir el laicismo en la clase de Educación para la Ciudadanía

"Un documento de la Universidad Carlos III y la fundación Cives pide que se elimine la Religión de la escuela porque «la palabra “Dios” carece de sentido y no afecta en nada a la vida de la mayoría» - José Antonio Méndez diário espanhol La Razon.

Madrid- Suprimir toda referencia a Dios, establecer que la religión debe quedar en el ámbito de lo privado, imponer la laicidad como la única moral pública y enseñar como aceptables conductas confesionalmente prohibidas tales como divorcio, aborto o eutanasia. Ésa es la propuesta que estudia el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero para conformar los contenidos de la asignatura Educación para la Ciudadanía, que se impartirá en las aulas españolas cuando entre en vigor la Ley Orgánica de Educación. La iniciativa, elaborada por la cátedra de Laicidad y Libertades Públicas Fernando de los Ríos, de la Universidad Carlos III, y por la fundación laicista Cives, cuenta con el aval de varios miembros del Partido Socialista e incluso de miembros del Gobierno como la ministra de Educación, María Jesús San Segundo, ex vicerrectora de la Carlos III. Bajo el título «Educación para la Ciudadanía. Propuesta de educación ético-cívica», el estudio plantea la existencia en España de «una pluralidad de códigos morales diferentes», y asegura que «nuestra sociedad está en gran medida secularizada y una gran mayoría de la población no practica ya el catolicismo, además de observarse unas prácticas morales muy alejadas de la doctrina oficial de la Iglesia». Más aún, pues para los 40 autores del texto, «el confinamiento de la religión en el culto y la indiferencia ante el hecho religioso» que se dan, según sus postulados, en nuestro país, lleva a que «la palabra “Dios” carezca de significación real, es una voz sin sentido que no afecta para nada a la vida de la mayoría de los ciudadanos en nuestra sociedad, y la llamada “práctica dominical” no llega en España ni al 15 por ciento de la población juvenil». Laicismo: el nuevo credo. Con este punto de partida no es extraño que los autores propongan al Ejecutivo que busque «un mínimo común ético como obligatorio para todos», que sea, a la vez, «un parámetro de valoración de los demás valores diferenciales, legítimos y merecedores de respeto siempre que no entren en contradicción con ese mínimo común». Así, este baremo de conducta moral obligatoria que se impondría desde Educación para la Ciudadanía servirá para dictaminar qué conductas son merecedoras o no de «respeto». Y la piedra de toque de la moral social, ese mínimo común obligatorio, será la laicidad. «Entre las reglas de convivencia debe destacarse la laicidad como principio informador del ordenamiento y de la acción del Estado, de las instituciones públicas y de quienes actúen en su nombre», establece la propuesta. Lo que implica que, de llevarse a cabo la iniciativa planteada entre otros por Gregorio Peces-Barba -como rector de la Carlos III- y por el diputado socialista Victorino Mayoral -presidente de Cives-, los alumnos españoles deberán distinguir entre una «moral pública» (que tendría que ajustarse a los criterios laicistas del Estado) y una «moral privada» (que restringe al anonimato la religión y la fe). Enseñar aborto y divorcio. ¿Y qué ocurre si esa «moral pública» va en contra de los valores religiosos que los padres deseen enseñar a sus hijos? Para los autores de la propuesta, esto sólo puede darse «si la moral pública impone como obligatorias conductas confesionalmente prohibidas, o como prohibidas conductas confesionalmente obligatorias». Por tanto, a los escolares se les podrá enseñar que el aborto, la eutanasia, el divorcio o el matrimonio homosexual son conductas aceptables y permitidas, porque no se obliga a nadie a que aborte, se divorcie o se case con alguien de su mismo sexo."

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